Obreros, familias, amigos, jubilados. Al mediodía o de noche. Vecinos del barrio y foodies que se trasladan a conocerlo. Todxs reunidos bajo el mismo techo y ante las mismas premisas: degustar comida casera, hecha en el día y bien servida.
Villa Luro es un auténtico bodegón de barrio. Sus paredes recorren historias, sus platos nostalgia y su atención miles de anécdotas. Basta ingresar por la puerta para encontrarse con aquello que lo hace distinto: la atención de los dueños y el aroma de las ollas, una cocina a cargo de una familia y platos preparados en el momento.
A Villa Luro hoy lo manejan Mabel, Ariel y Germán.
En los años 60 Doña Lola, una gallega, se hacía fuerte entre los fuegos, mientras una camada de hijos (Tito, Pepe y Cacho) aprendían el oficio y atendían las mesas. Por el salón desfilaban trabajadores del Hogar Obrero, de Fiat Ombu, socios de la Sociedad de Fomento Amigos de Villa Luro, Carlitos de 101 años, Manolo el plomero, Bianchi y la patota, Paco el albañil, jugadores y fanáticos fortineros e innumerables personajes que dejaron su huella en aquella esquina. Pasaron los años, se sumaron nueras y se criaron nietos sumergidos en un mundo de copas y bochinche. Entre empanadas gallegas, pulpos, mondongos, locros y enormes parrilladas, el bodegón fue conquistando corazones y paladares de los vecinos.
Su carta recorre opciones típicas de la cocina argentina/española. Si vamos por las entradas podemos elegir entre unas empanadas (claro que fritas en el momento), tortilla española, provoleta o rabas a la romana. De principal: la enorme milanesa (hay quienes eligen a la napolitana y otros fan de la fugazeta), el bife de la casa, la bondiola al verdeo, costillitas de cerdo a la riojana o el matambrito a la pizza. Las pastas caseras también son una buena opción y, para los menos tímidos, podemos sugerir la parrillada (siempre con las papas fritas de la casa). En un voto de confianza podemos pedir la sugerencia del día: como los jueves de lasagna o el cordero a la portuguesa. Para las fechas patrias también nos deleitan con el tradicional locro.
Los platos se elaboran en el momento, con productos de estación o frescos del día. Vale aclarar que, ante tanta demanda, a veces no nos encontrarnos con algunos de ellos en algunos horarios. La oferta es amplia y no será difícil reemplazar el antojo por otra de las opciones.
Rico y abundante, hay que dejar un lugar para el postre: Flan, budín o tarantela acompañado de crema o dulce de leche (o los dos!)
Mixtura de Pulpería y Bodegón, un lugar que mantiene su tradición, la estructura y su inocencia de barrio donde no solo los años permiten reconstruir la historia, sino las vivencias cobijadas en un pequeño salón en el cual es imposible sentirse solo.
Podés escuchar la columna que hicimos sobre este tema con Notify acá:
Dirección:Rivadavia 9800, Villa Luro.
Horario de atención: Martes a Sábado mediodía y noche. Lunes solo mediodía. Domingo cerrado.
Delivery hasta las 23 hs.
Reservas al 011 4683 1359 o 011 3587 7130