“El mundo del vino no tiene por qué ser solemne”, me dijo una vez Mati Ontivero. Por y para eso vamos a presentar un listadito de lugares descontracturados para principiantes y expertos. Atendidos en su mayoría por sus propios dueñxs (apasionadxs por el vino que contagian entusiasmo) presentan propuestas que ponen al centro el vino, enseñan y acompañan a disfrutarlo e invitan a este abanico que va mucho más allá de los clásicos mendocinos: cepas no tradicionales, vinos de guarda y alta gama y enólogos que están innovando en sus propuestas.
(Duarte Quiros 865).
Este clásico de Alberdi surgió como una vinoteca y pronto se convirtió en un wine bar. A raíz de la demanda tuvieron que ampliar su local sin perder la intimidad de la propuesta.
Mati, su dueño, recomienda con pasión vinos por copas, media botella o botella entera. Tienen vinos medios y de alta gama, nacionales e internacionales. Mención aparte las comidas de la Guada: empanadas de queso brie, nueces y miel, de hongos o carne mechada. También las tablas que quesos son una selección de productos de la zona y la focaccia.
(Copina 1375 – restaurante especializado en vinos / Obispo Trejo 1040 – tienda de vinos y wine bar).
Además de un bar es vinoteca con sucursales en Nueva Córdoba y en Jardín Espinosa. Cuenta con el sistema de tarjetas y dispensers para recargar tu copa. Son 24 dispensers de vino por copa, donde se podrá encontrar las mejores etiquetas de bodegas y enólogos con gran trayectoria. Los wine dispensers italianos de alta tecnología permiten conservar las botellas durante cuatro semanas. Además, permite elegir entre tres medidas diferentes de dosificación, mientras que asegura el servicio a temperatura correcta gracias a su sistema de refrigeración programable. Su carta de comidas es amplia e incluye tapeo (camembert con nueces tostadas y miel de frutos rojos, empanadas, mini tacos de pollo o langostinos, molleja a las brasas con emulsión de pimientos, limón y olivas, entre muchos etcéteras). También principales, guarniciones, ensaladas, pizzas, entre panes, wraps, bocatas y postres.
(Caseros 88, manzana Jesuítica).
Agus busca acercar a la gente al mundo del vino de manera relajada y divertida. En el 2018 se creó un perfil con este “alter ego” y con el tiempo se dio cuenta de que le encantaba el servicio: atender la mesa, la hospitalidad, aconsejar. Ahí es donde se siente más cómoda.
“Trabajé mucho tiempo dando catas en eventos privados. Luego ya comencé a trabajar de sommelier propiamente en el servicio en diferentes restaurantes y bares, todos muy distintos el uno con el otro. Cuando ya me sentí más preparada dije, voy a tomar lo mejor de cada lugar en el que he estado y me voy a poner mi propio bar de vinos”.
Ofrece:
- Vinito por copa: consultar por la selección del día
- Degustación del día (6 medias copas para disfrutar variedad de cepas y bodegas)
- Vino por botella
Además tiene una propuesta de picoteo y tapa del día (copa + tapa del día).
Todos los productos de su carta son libres de gluten.
(Caseros 370).
A 20 metros de la Cañada Fede Montiel (sommelier) montó un wine point bien íntimo para hacer sentir a la gente como en el living de su casa.
Vinos, libros para hojear, tablas de quesos, mesa sola o compartida y música en una propuesta pequeña pero deliciosa.
(Achával Rodriguez 365).
Es un clásico bar de Güemes que fue adoptando el concepto de wine bar y actualmente es un impulsor y difusor de vinos y bodegas. Organiza ferias y sus ya tradicionales “catas para curiosos” dirigidas por sommeliers (consultar fechas). Tienen opciones de tapas para acompañar.
(Achával Rodríguez 244, Galería Barrio).
En el corazón de Güemes, Vinatería Wine Bar propone un nuevo concepto: «La idea es que sea algo muy pasajero. Que la gente venga, se tome una copita y siga viaje». Una pequeña barra y mesitas altas adentro y al aire libre, dan forma a esta nueva propuesta. Vinatería propone descontracturar el mundo del vino «que es muy paquete, muy etiquetado». También acompañan con opciones para cenar: hamburguesas, papas fritas, tapas y picadas.
(Las Quinchas, Manantiales / Nuevo Malagueño).
El arquitecto Mateo Ponce de León y la diseñadora industrial y gráfica Eliana Flores son los fundadores de Anónimo Wine Club, el wine bar que tiene sucursales en Las Quinchas Manantiales y Nuevo Malagueño.
Ofrece vinos por copa y “sin etiquetas”. Los vinos están agrupados según sus propias categorías y situaciones de consumo como ‘vinos de sed’ para la gama joven o ‘vinos de charla’ para gama reserva.
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