Hace un tiempo, mi algoritmo de instagram se llenó de imágenes de extrañas parrillas coreanas en Buenos Aires. Ubicadas la mayoría en Flores (barrio Coreano, más específicamente) reproducen experiencias poco convencionales: bandejas de carne cruda y de centro de mesa una brasero caliente en las cual el propio comensal se aventura a cocinarlas. ¿Qué hay de genuino en esa experiencia? ¿Dónde, cuándo y por qué se han hecho virales esas imágenes? ¿Qué particularidad tiene esa propagación de lo coreano que tanto seduce a nuestro Occidente?
Para que llegara a Córdoba y tener mi propia aventura había que esperar un poco más. Por suerte, más allá de la tendencia y de la novedad pasajera, arribó de la mejor forma: Rafael Kim, descendiente directo de coreanos vino a Córdoba junto a su pareja Micaela y, al igual que su hermana Isa (dueña de Nakama y Raisu), buscó instalar algo habitual en su costumbre pero novedoso para el paladar mediterráneo.
“Ya está tan arraigada a la cultura coreana ir a comer una parrillada que imaginate ellos comen desde el año 70, entonces decía vamos a comer parrillada coreana y ya saben de qué se trata”.
Hanshik significa comida coreana (HAN: Corea/SHIK: Comida) y es el título que eligieron para nombrar a su samkyobsal (parrilla coreana).
Con una propuesta súper variada de banchan (acompañamientos) sus sabores picantes, ácidos y fermentados, sacan rápidamente a los comensales de su zona de confort.
Maíz con queso, kimchi, brotes de soja marinados, tortilla de verduras, papa y cebolla salteada (cortada con mandolina) rehogada con semillas, pollo frito, encurtido de cebolla y nabo, huevo cocinado con salsa de soja y batatas caramelizadas llegan a la mesa en pequeñas porciones y sirven de antesala al plato principal: los cortes de distintas variedades de carne cruda. Como utensilios: palitos “chinos”, cucharas y una tijera (para cortar la carne en pequeñas porciones).
El salón es grande y tiene una capacidad para alrededor de 60/70 personas. Más allá de los extractores individuales que se bajan a la hora de cocinar la carne hay que estar dispuesto a salir con un poco de olor a “asado” y la manos enchastradas como parte del disfrute.
En el menú se puede elegir qué proteína animal consumir (vaca, cerdo o achuras). También ofrecen combos predeterminados según la cantidad de comensales.
El Combo Seúl, por ejemplo, trae panceta, picaña, bulgoki (carne de lomo o solomillo, marinada con salsa de soja y aceite de sésamo), además de los 8 banchan que ya vienen incluidos. La moza se acerca a prender el brasero con carbón caliente debajo de la plancha y a dar algunas indicaciones de cómo asar la carne. Entre los acompañamientos hay un plato con hojas de lechuga que será el contenedor de estas carnes y salgas, al mejor estilo paquetito o wrap.
A pensar de que era martes y el salón estaba lleno la atención fue un dato no menor a destacar. Los mozos están formados y explican con paciencia detalles de la experiencia. El ritmo es acelerado y acarrean enormes carros llenos de bandejas pero aquel apuro no se traslada al comensal: la experiencia de haga su propia aventura invita a sentarse con paciencia y dejarse llevar por esta velada lúdica.
Mirando alrededor, sorprende la diversidad etaria y cultural. Hay familias de la colectividad (que manejan la parrilla a la perfección), hay parejas, grupos de amigos y gente mayor. Comensales permeables a nuevas propuestas y nuevos sabores que se transforman, con esta experiencia, en realidades posibles sembrándonos nuevos antojos.
Dirección: Jerónimo Luis de Cabrera 231, justo al frente de la Estación Alta Córdoba.
Abierto de martes a sábados desde las 20:00 hs hasta las 23:30, con reserva previa.
Si te interesó la gastronomía coreana podés encontrar la reseña sobre K-MIX, otro restaurante coreano en Córdoba, ACÁ.
